En la calle Crisantema de la alcaldía Coyoacán, dos viviendas han sido objeto de intentos de robo y ocupación ilegal tras el fallecimiento de sus propietarios, Juan y Miguel, en 2022 y 2023, respectivamente. Ambos residentes vivieron en soledad durante décadas debido a que sus familias no residían en la Ciudad de México.

 

El 23 de octubre de 2023, Juan, de 64 años, murió en un incendio que solo afectó su habitación en el número 72 de la calle Crisantema, en la colonia Ciudad Jardín. A pesar de que la causa del incendio sigue sin determinarse, la vivienda permanece bajo investigación por homicidio culposo, como lo indica un aviso y los sellos de la Fiscalía capitalina. La propiedad, con un valor estimado en más de siete millones de pesos, ha sido objetivo de intentos de robo. La familia de Juan ha instalado cámaras de seguridad y permanece vigilante para evitar la invasión de la propiedad, mientras la investigación sigue en curso.

 

Frente a la casa de Juan, otro inmueble sufrió una situación similar. El domicilio perteneció a Miguel, de 70 años, quien falleció en diciembre de 2022 por causas desconocidas. La vivienda quedó desocupada y fue invadida por paracaidistas que ahora la alquilan por 20 mil pesos mensuales. La familia de Miguel está en proceso judicial para recuperar la propiedad, mientras los residentes de la calle se mantienen alerta ante posibles invasiones.

 

A pesar de estos incidentes, otros inmuebles afectados por tragedias han sido ocupados nuevamente. En el edificio Tamaulipas de la unidad Tlatelolco, donde una familia murió intoxicada por gas el 29 de junio de 2019, actualmente no hay viviendas vacías. Las rentas varían entre 7 mil y 9 mil pesos mensuales.

 

Asimismo, en la calle Felipe Carrillo Puerto, en la colonia Anáhuac de Miguel Hidalgo, el número 34, donde Oscar Rivera cometió un doble feminicidio y suicidio el 23 de agosto de 2023, también está ocupado. El inmueble, valorado en dos millones 845 mil pesos, sigue siendo arrendado a pesar de los trágicos eventos ocurridos.

 

Estos casos ilustran cómo, a pesar de las tragedias, las propiedades eventualmente vuelven al mercado, mientras que los residentes y familiares de los fallecidos enfrentan desafíos adicionales para asegurar y recuperar sus bienes.

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