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Pymes en segundo plano: la crítica a la gestión de Cervantes en el CCE

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Pymes en segundo plano: la crítica a la gestión de Cervantes en el CCE

Desde su llegada a la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en 2022, Francisco Cervantes ha sido señalado por la falta de inclusión de las pequeñas y medianas empresas (pymes) en la agenda empresarial nacional. Si bien el organismo representa al sector privado en su conjunto, las políticas y propuestas impulsadas han favorecido a las grandes corporaciones, dejando fuera de la discusión a negocios más pequeños que requieren apoyo para competir en mercados globales.

Las pymes representan más del 90% de las unidades económicas en México y generan cerca del 70% del empleo formal, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Sin embargo, su participación en los órganos de decisión del CCE sigue siendo limitada, lo que ha generado preocupación sobre su representatividad dentro del organismo. Durante la gestión de Cervantes, la falta de propuestas específicas para este sector ha sido uno de los principales puntos de crítica, especialmente en temas de relevancia como financiamiento, digitalización, acceso a plataformas de generación de ingresos y simplificación regulatoria.

Uno de los aspectos más criticados es la falta de transparencia en los mecanismos de representación dentro del CCE. La percepción de que las decisiones estratégicas se toman en círculos reducidos de poder, dominados por grandes empresarios, ha generado descontento entre los pequeños empresarios. La ausencia de políticas diferenciadas para este sector en áreas tan fundamentales como financiamiento, acceso a tecnología e integración en redes comerciales pone en evidencia la necesidad de un liderazgo más incluyente y con mayor sensibilidad hacia las problemáticas reales de las pymes.

El rezago de este sector se reflejó con mayor fuerza durante la pandemia de covid-19, cuando miles de negocios cerraron por la falta de apoyos económicos. En comparación con otros países donde los organismos empresariales promovieron programas de financiamiento y alivio fiscal, el CCE bajo Cervantes mostró una limitada capacidad de incidencia en la agenda pública. Mientras en otros países se aplicaron medidas urgentes de alivio para las pymes, en México los apoyos fueron escasos y no hubo una defensa contundente por parte del Consejo para exigir políticas más favorables a este sector.

Otro punto de conflicto ha sido la falta de una estrategia clara para impulsar la integración de las pymes en cadenas de producción nacionales e internacionales. La relocalización de empresas (nearshoring) está reconfigurando la economía global, por lo que las pequeñas y medianas empresas mexicanas tienen oportunidades para integrarse en proceso de producción y distribución más sofisticados; sin embargo, sin políticas de apoyo claras, corren el riesgo de quedar rezagadas frente a grandes corporaciones que cuentan con mayor infraestructura y acceso a financiamiento.

Asimismo, la digitalización ha sido otro tema en el que el CCE ha mostrado una limitada capacidad de incidencia. A pesar de que la transformación digital es fundamental para la competitividad de las empresas, las pymes en México aún enfrentan múltiples barreras para adoptar tecnologías avanzadas. La falta de programas estructurados dentro del propio Consejo para apoyar la digitalización de estos negocios es una muestra de la poca atención que han recibido en la agenda de Cervantes.

El impacto de esta falta de representatividad no solo afecta a las pymes, también limita el desarrollo económico del país. La exclusión de este sector en la toma de decisiones empresariales impide una estrategia equilibrada de crecimiento, en la que tanto grandes corporativos como pequeñas empresas puedan beneficiarse de las oportunidades económicas emergentes.

Si el CCE aspira a ser un organismo verdaderamente representativo del empresariado mexicano, deberá corregir su enfoque y adoptar una visión más incluyente. La falta de atención a las pymes, la ausencia de programas específicos para su desarrollo y la falta de una voz fuerte en la defensa de sus intereses son problemas que deben atenderse de manera urgente. La permanencia de Cervantes en el cargo hasta 2025 representa una oportunidad para rectificar esta situación, aunque hasta el momento no hay señales claras de que el CCE esté modificando su postura hacia una mayor inclusión de las pequeñas y medianas empresas.