Internacional
Isabel II descansa en Windsor, concluye simbólicamente su reinado de siete décadas
El féretro de Isabel II fue descendido este lunes a la cripta real del Castillo de Windsor, después que se le retiraran la corona imperial, el orbe y el cetro durante un servicio fúnebre en la capilla de San Jorge.
Ícono de una era, Isabel II, fallecida tras 70 años de reinado, recibió el lunes el solemne último adiós, tras once días de sentidos homenajes por la desaparición de una figura que cierra un capítulo de la Historia británica y mundial.
Al término de una misa íntima en la Capilla San Jorge, una iglesia gótica del siglo XV situada en los terrenos del Castillo de Windsor, el féretro de la monarca fue descendido a la cripta donde reposan una larga lista de reyes británicos.
Sin embargo, esta no será su última morada.
En una ceremonia privada posterior, en presencia únicamente de sus familiares más cercanos, la reina será enterrada a partir de las 19H30 (18H30 GMT) en el “Memorial Jorge VI”, una pequeña capilla anexa donde ya reposan sus padres y las cenizas de su hermana Margarita.
Los restos de su esposo, el príncipe Felipe, serán enterrados junto a ella, trasladándolos también desde la cripta, donde fueron descendidos tras su muerte en abril de 2021.
Unos 800 invitados, incluidos empleados de la difunta reina, asistieron a este último oficio religioso en que el lord chambelán, funcionario de mayor rango de la casa real, rompió su “vara de mando” y la colocó sobre el ataúd, simbolizando el fin del reinado de Isabel II.
La corona imperial, el orbe y el cetro, símbolos de la monarquía que cubrían el ataúd, fueron retirados y colocados sobre el altar.
Concluye segunda era isabelina
Icono de una era, Isabel II, fallecida tras 70 años de histórico reinado, recibió este lunes el último adiós en un imponente funeral de Estado en la Abadía de Westminster en presencia de mandatarios de todo el mundo, antes de ser enterrada en privado en Windsor.
En su sermón, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia Anglicana, alabó la vida de la reina, dedicada durante siete décadas a su pueblo.
“Las personas que aman servir son infrecuentes en cualquier ámbito de la vida. Los líderes que aman servir son aún más infrecuentes. Pero en todos los casos, aquellos que sirven serán amados y recordados, mientras que quienes se aferran al poder y los privilegios son olvidados”, afirmó Welby.
El Coro de la Abadía de Westminster y el Coro de la Capilla Real hicieron vibrar con sus cánticos a los cerca de 2.000 asistentes, incluidos unos 500 mandatarios y monarcas del mundo, del presidente estadounidense Joe Biden al brasileño Jair Bolsonaro, y de los reyes de España -Felipe y Letizia y los eméritos Juan Carlos y Sofía- hasta el emperador Naruhito de Japón.
Una estremecedora fanfarria de los trompeteros de la caballería de la casa real dio paso a dos minutos de silencio, observados en todos los rincones del país, desde las calles a los parques o los bares donde muchos seguían la ceremonia por televisión.
El oficio terminó con el himno nacional, “Dios salve al Rey”, cantado en honor del nuevo monarca Carlos III.
Este siguió después, acompañado por sus hermanos e hijos, la salida del féretro de la Abadía, llevado por ocho portadores y cubierto con el estandarte real, la corona imperial, el cetro y el orbe, símbolos de la reina.
El ataúd fue cargado sobre un carro de la Royal Navy que, tirado por decenas de marinos y acompañado por militares de tres regimientos cercanos a la monarca, emprendió una larga procesión por el centro de Londres hasta al Arco de Wellington, en Hyde Park Corner.
Bisnietos de la monarca, el príncipe Jorge, de 9 años, segundo en la línea sucesoria, y su hermana Carlota, de 7 años, siguieron al cortejo en un automóvil oficial junto a su madre Catalina, princesa de Gales, y Camila, la nueva reina consorte.
Después, los restos de Isabel II debían ser trasladados en coche fúnebre hasta Windsor, localidad unos 40 km al oeste de la capital donde se encuentra el célebre castillo que se convertirá en la última morada de la reina.
Multitudes en las calles
La víspera del funeral, el Palacio de Buckingham difundió una foto inédita de Isabel II, tomada para su “jubileo de platino” en junio, que la mostraba vestida de azul pálido y luciendo una resplandeciente sonrisa.
Isabel II falleció el 8 de septiembre a los 96 años, cuando pasaba el verano en su residencia escocesa de Balmoral.
Su salud no dejaba de empeorar desde hacía un año, pero la desaparición de una monarca cuya presencia parecía casi eterna conmocionó al país y al mundo.
El Reino Unido la homenajeó con 10 días de luto nacional, cortejos y procesiones, y una masiva emoción popular que volvió casi imperceptibles las protestas de una minoría de republicanos.
Su hijo mayor, de 73 años, la sucedió como Carlos III. Hasta ahora uno de los miembros menos apreciados de la familia real británica, su popularidad subió en los últimos días.
La Abadía de Westminster no pudo dar cabida a las multitudes de británicos deseosos de acompañar a su reina hasta el final.
A primera hora de la mañana, miles de personas esperaban ya en el Mall, la célebre avenida que conduce al palacio de Buckingham, algunos con banderas británicas, para ver pasar el cortejo tras el funeral de Estado.
“Siempre dijimos que si la reina moría, vendríamos a su funeral de Estado. Ya vinimos a las bodas [reales], al Jubileo [de Platino en junio]. Esperamos poder ver el coche fúnebre”, dijo Liz una mujer de 69 años, que llegó junto a su amiga Jane a las 05H30.