Marco Alonso Verde Álvarez ha escrito una página histórica en el boxeo mexicano al colgarse la medalla de plata en los Juegos Olímpicos, un hito que no se conseguía desde 1984. A pesar de su brillante actuación en el último round, no pudo superar a Asadkhuja Muydinkhujaev de Uzbekistán, quien se alzó con la victoria por decisión unánime de los jueces, con un marcador de 29-28 en cada tarjeta.

 

El combate, celebrado en Roland Garros, tuvo a un México en vilo, que se paralizó para seguir cada momento de la pelea de su representante. Aunque el oro se le escapó por poco, Verde logró convertirse en el decimocuarto boxeador mexicano en alcanzar una presea olímpica, llenando de orgullo a millones de compatriotas.

 

Desde el inicio del enfrentamiento, Verde mostró un gran despliegue de apoyo popular. En las gradas, el verde predominaba, con banderas nacionales ondeando y el grito de “¡México, México!” resonando a lo largo del recinto. En el cuadrilátero, el mexicano comenzó el primer round midiendo a su oponente, pero el primer episodio fue adjudicado por los jueces al uzbeko, con un marcador de 10-9 en todas las tarjetas.

 

El boxeo olímpico es un deporte que se decide rápidamente, con solo tres rounds para alcanzar la gloria. Verde, consciente de la desventaja inicial, intensificó su estrategia en el segundo round, buscando conectar golpes decisivos para superar a Muydinkhujaev. A pesar de sus esfuerzos y de un impresionante desempeño en el último round, el oro se le escapó.

 

El combate de Verde se convirtió en una celebración de su tenacidad y habilidad, y aunque no logró el primer lugar, su esfuerzo y valentía en el ring han dejado una marca imborrable en la historia del deporte mexicano.

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